Los efectos del Covid-19 tienen un impacto relevante en los trabajadores y empresas, afectando por igual a economías avanzadas y a países emergentes. El cierre de fronteras, comercios, fábricas, colegios, entre otras medidas para contener la expansión de la enfermedad, generaron incertidumbre ante lo desconocido y han puesto a prueba la capacidad de las empresas a trabajar en red para minimizar las consecuencias económicas.
Si bien las pymes son un importante motor del entramado productivo, producen riqueza y emplean mano de obra, son las que más sufren los vaivenes de nuestra economía. Según reveló la edición anterior del sondeo en cuanto al ranking de preocupaciones, el 75% mencionó la presión tributaria, el 74% la inflación y el 58% la volatilidad del tipo de cambio. En la presente encuesta, las preocupaciones continúan siendo las mismas y en ese mismo orden. Todo ello conforma lo que para los empresarios del sector torna muy complejo llevar adelante cualquier actividad o emprendimiento. Si a ello le sumamos el contexto actual, cada industria y cada empresa en particular, debería hacer su propio diagnóstico y enfrentar nuevos desafíos para sobrevivir.
Las empresas están repensando su negocio y transitando el camino que va “del miedo” hacia “la previsión”, acomodándose a la nueva realidad, usando la información disponible y tratando de desplegar una comunicación clara ante su personal, clientes y proveedores. Está claro que el panorama difiere según el sector, tamaño y la localización geográfica de cada una de ellas, pero en general todas están tratando de no aferrarse al pasado, enfocándose en el presente y al mismo tiempo rediseñando su futuro.
La digitalización ya no es una opción y encuentra en el nuevo contexto su verdadero impulsor. Digitalizarse es apoyarse en las nuevas tecnologías para incluir nuevas formas de trabajo que lo ayudarán a ganar eficiencia, agilidad, productividad y calidad. Lo importante entonces es, dentro de lo posible, informatizar los procesos de la empresa que aporten valor a usuarios y clientes y ello va a depender fundamentalmente de la capacidad profesional del recurso humano disponible para llevar adelante esta tarea. La capacidad de adaptación, gestión del cambio y seguimiento continuo de tendencias, son tareas imprescindibles ante la permanente evolución de la tecnología.
Los invito a recorrer en esta nueva edición, cuáles son las inquietudes, desafíos y temas que más preocupan a las Pymes argentinas.
Pablo Boruchowicz,
socio de PwC Argentina a cargo del área de Pymes.
No caben dudas que el mundo no será igual luego del COVID-19 donde habrá que lidiar con el impacto de la retracción económica global y las pymes deberán adaptarse rápidamente a estos cambios para poder sobrevivir. Resulta necesario que las autoridades gubernamentales establezcan una agenda post pandemia que aliviane los efectos adversos de este contexto y se focalice en las necesidades planteadas por los empresarios del sector sobre todo en acciones concretas que impulsen la demanda, la reducción de impuestos, recortes del gasto público y eliminación de la prohibición de despidos.
El plan de acción para el fortalecimiento del sector también deberá poner atención en los temas que más preocupan por su impacto a los directivos de las pequeñas y medianas empresas como, la presión tributaria, la inflación que condiciona la recuperación esperada y los efectos de las restricciones impulsadas por el confinamiento.
Hace ocho años, como conclusión de la primera edición de esta encuesta1, se le pedía a las Pymes que salieran a buscar oportunidades, más allá de las preocupaciones basadas en los obstáculos propios de ese momento, como los crecientes niveles de inflación, las restricciones aduaneras y cambiarias y el acceso al crédito. Hoy, y entendiendo el contexto donde va situando la pandemia a las Pymes, la sustentabilidad y supervivencia de las empresas no solo depende de su voluntad para innovar y sus ganas de seguir siendo productivas, sino de las decisiones gubernamentales, reglas previsibles y consensos básicos económicos y sociales que incluyan a este sector entre los prioritarios al momento de tomar decisiones.
El mundo cambió, y con él la economía mundial, y es imposible pensar que las Pymes pueden permanecer ajenas a los acontecimientos. Las preocupaciones que tenían hace ocho años no cambiaron notablemente, pero sí tienen menos protagonismo frente a la situación actual.
La mayoría de las pymes están viviendo un quiebre cultural y están convencidas de que la tecnología ya no es una opción y que la transformación digital es imprescindible para reactivar sus empresas en esta nueva realidad.
Toda crisis genera oportunidades y este sector que es una fuente indiscutida de empleo de calidad tiene que ser tenido en cuenta en los planes del Estado para que pueda reimpulsar su crecimiento.
Siguiendo con la metodología de las ediciones anteriores se efectuó un sondeo vía e-mail a una base de datos de empresas pymes del sector privado en nuestro país entre los meses de marzo, abril y mayo de 2021 preservando, como es habitual, la confidencialidad de los datos e información brindada por los encuestados.
Agradecemos a los empresarios que han participado de la encuesta y esperamos que los resultados sean de su interés.