Informe económico mensual realizado por el área de Economía de PwC Argentina.
El resultado de las elecciones legislativas despejó la incertidumbre sobre la continuidad del rumbo económico y ello impacta en la estimación del balance de divisas para 2026.
La industria minera global atraviesa una etapa de redefinición estratégica y se encamina hacia un nuevo ciclo de inversión impulsado por la demanda de minerales críticos, la digitalización de operaciones y la búsqueda de mayor resiliencia ante la volatilidad económica, según el informe PwC Mine 2025.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció la puesta en marcha de una herramienta de consulta para los exportadores de bienes que se enmarca en el proceso de modernización y simplificación de trámites en la administración pública.
La provincia de La Rioja integra la Región Noroeste de la República Argentina y entre sus principales actividades económicas destacan la agricultura, la minería y la industria. Dentro de la agricultura, resaltan los cultivos de vides, olivos, nogales, naranjos, ciruelos y durazneros.
Economista Jefe de PwC Argentina
Tras despejarse la incertidumbre electoral, el Gobierno ingresa en una etapa de sintonía fina, calibrando políticas para sostener el crecimiento económico mientras continúa el proceso de baja en la inflación e inicia la recomposición de reservas. La nueva configuración del Congreso, a partir del 10 de diciembre, y la construcción de consensos con gobernadores serán determinantes para aprobar el proyecto de presupuesto de 2026 y avanzar en las reformas tributarias y laborales que permitan reducir el costo argentino.
La dimensión política de esta etapa es insoslayable: la aprobación del presupuesto y el avance de reformas no solo apuntan a simplificar y abaratar la operatoria de las empresas, sino también a dotar de previsibilidad a las reglas de juego. Una estructura impositiva más simple y una modernización de la normativa laboral pueden mejorar la competitividad de las empresas sin recurrir a atajos cambiarios. Para ello, será clave sostener el diálogo con provincias y bloques legislativos, dosificar la secuenciación de medidas y preservar la institucionalidad, de modo de anclar expectativas y evitar eventos que generen incertidumbre.
En el frente económico, la sintonía fina ya comenzó. La reducción de las tasas de interés hacia niveles previos al desarme de las LEFIs persigue múltiples objetivos. Por un lado, abarata la refinanciación de vencimientos del Tesoro, aliviando el costo financiero y moderando el peso de los intereses en el resultado fiscal. Por otro, procura dinamizar la actividad. Si bien los datos oficiales del tercer trimestre no registraron una caída en el nivel de actividad a nivel agregado, aún hay sectores que continúan rezagados. Un comportamiento más homogéneo de los sectores requiere normalizar el costo del crédito para que recuperen el consumo y la inversión, así como también para reencauzar cadenas de pago que quedaron tensas tras el endurecimiento monetario. El desafío es ejecutar esta baja de tasas sin erosionar los anclajes nominales que sostienen la disminución de la inflación y la estabilidad cambiaria.
En el corto plazo, es probable que la inflación mensual permanezca algunos meses más por encima del 1%. Aun así, el sendero hacia la baja será consistente en la medida en que continúe recomponiéndose la demanda de dinero -que hoy se ubica en niveles históricamente bajos - y se convalide con una política monetaria prudente con relación a la emisión.
Como se desarrolla en la sección Tracking de la edición de este mes, el resultado electoral abrió una ventana para el ingreso de divisas por el canal financiero. En principio, este flujo puede operar como puente hasta la llegada de la cosecha gruesa del próximo año, descomprimiendo necesidades de dólares transaccionales y permitiendo una acumulación de reservas más gradual que la que se hubiese requerido en un contexto de mayor incertidumbre y salida de dólares por el canal financiero. En ese contexto, señales correctas en el plano político posibilitarían una menor prima de riesgo que no solo facilitaría el refinanciamiento del sector público, sino que también ampliaría el acceso del sector privado a financiamiento externo, reforzando un círculo virtuoso de más crédito, más inversión y una recuperación de la demanda de dinero que fortalezca la estabilidad.
De cara a 2026 la entrada de capitales a través de la cuenta financiera permitiría entonces recomponer reservas a un ritmo más acompasado con el crecimiento y la remonetización de la economía, sin crear fricciones en precios y tipo de cambio. Es cierto que la falta de reservas pone a la economía en una situación de fragilidad que la torna vulnerable a cualquier tipo de shock, sea este externo o interno. No obstante, ambos contextos parecerían hoy jugar a favor de las posibilidades de éxito de una estrategia gradual en la recomposición de reservas.