Economic GPS

Informe económico mensual realizado por el área de Economía de PwC Argentina.

Tracking

El resultado fiscal de enero bajo la lupa 

El principal objetivo del recién asumido Gobierno es balancear las cuentas fiscales a nivel financiero en 2024. Durante enero, primer mes completo de la nueva administración, el resultado financiero fue superavitario. Si bien este resultado no es representativo de lo que pueda suceder con la meta fiscal de 2024 vale la pena realizar un análisis de los ingresos y gastos de enero.

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Industry Roadmap

Los desafíos del reclutamiento de personal en Argentina para el 2024

En el mundo laboral argentino, los especialistas en reclutamiento enfrentan desafíos significativos que impactan tanto a empleadores como a candidatos en busca de oportunidades laborales. 

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Customs & FX

El Stock de Deuda y la regularización de los pagos al exterior

A poco más de dos meses de la llegada del nuevo gobierno con sus medidas para descomprimir el pago de deudas comerciales con el exterior, se ha logrado disminuir el Stock de Deuda y comienza a observarse una flexibilización de las restricciones para el acceso al mercado de cambios para el pago de deuda comercial nueva, es decir, posterior al 13/12/2023.  

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Panorama federal

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es la capital de Argentina, se encuentra ubicada frente al Río de la Plata y constituye un centro comercial y cultural de gran importancia en el país. Se sitúa en la región Pampeana y entre sus principales actividades resaltan servicios, transporte y turismo.

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Economista Jefe de PwC Argentina
José María Segura

Economista Jefe de PwC Argentina

Editorial

Dos objetivos estratégicos, dos velocidades

Transcurridos casi dos meses, parecería quedar cada vez más claro que la nueva administración tiene dos grandes objetivos estratégicos; complementarios sí, pero que avanzan a diferentes velocidades. Por un lado, nos encontramos con el ordenamiento de las finanzas públicas, el saneamiento del balance del Banco Central, la liberación del cepo cambiario y, en definitiva, la reducción de la inflación. Por el otro, tenemos una serie de reformas estructurales y medidas para desregular la economía que apuntan a mejorar la productividad, a devolverle dinamismo al sector privado para poder así retomar el sendero de crecimiento. Por momentos uno parece avanzar más rápido que el otro, luego parece lo contrario.

La consecución del primer objetivo es condición necesaria para el segundo. Pero sin avanzar sobre el segundo, los logros del primero no tendrán sustentabilidad. El éxito consistirá en que se alcancen ambos.

La premisa de obtener superávit o al menos equilibrio fiscal (resultado primario más los pagos de intereses de la deuda) es prioritaria para romper la dominancia fiscal. Como damos cuenta en el Tracking de este mes, el Sector Público alcanzó superávit financiero, algo no visto desde 2011. El objetivo se logró principalmente por un incremento en la recaudación por mayores tributos y una reducción real del gasto por partidas que no se ajustaron nominalmente a los niveles a los que corrió la inflación.

En paralelo, desde el inicio del nuevo gobierno comenzó un proceso de saneamiento de la hoja de balance del Banco Central mediante un proceso de licuación de pasivos remunerados del BCRA, con una tasa real muy negativa y la prácticamente nula emisión de pesos -solo aquella necesaria para comprar reservas-. Por otra parte, también se ha iniciado el período de normalización de la deuda de los importadores -algo de lo que damos cuenta en la sección Custom & FX de este mes-, no solo otro requisito fundamental para poder ordenar la macroeconomía, sino que también contribuyó a absorber pesos mediante la integración en dicha moneda de los instrumentos ofrecidos por el Banco Central. Por último, la tesorería también operó en ese sentido al colocar deuda cuyo resultado se utilizó para reducir pasivos con la autoridad monetaria.

Todas estas medidas lograron “secar” la plaza de pesos, para así quitarle presión a la demanda de dólares financieros y, en buena medida, a los precios. Aún cuando la inflación se mantiene en niveles muy elevados para los estándares internacionales, ciertamente está desacelerando más rápidamente que lo que daban cuenta las expectativas.

Sin embargo, todas estas medidas tienen un carácter contractivo y, por lo tanto, también ha comenzado a caer la demanda de bienes y servicios.

Si bien la consecución del primer objetivo -caída de inflación, levantamiento del cepo y unificación cambiaria- tendrían de por sí un efecto reactivante, podría no ser suficiente para que la economía alcance el dinamismo que se requiere para que la caída en el nivel de actividad no termine impactando fuertemente sobre la recaudación y, por ende, sobre el resultado fiscal. Para eso, es necesario avanzar con reformas estructurales -fundamentalmente tributarias y en el mercado laboral- que permitan mejorar las condiciones para que el sector privado invierta.

Sin embargo, en cierta medida estas políticas dependen de la velocidad de los acuerdos políticos, los cuales parecen haber entrado en una fase de dificultad, sobre todo después del frustrado tratamiento de la “ley ómnibus” en la Cámara de Diputados y del conflicto con las provincias por el recorte de partidas discrecionales que trasladan parte del ajuste a dichas jurisdicciones.  

Por el momento, el shock que la acción del nuevo gobierno trajo consigo ha mantenido las expectativas favorables. La brecha cambiaria se encuentra en mínimos históricos, con un mercado financiero relativamente optimista y riesgo país en baja. 

A la luz de los primeros resultados, se ha empezado a desandar un camino complejo pero necesario para que la Argentina salga del grado de estancamiento y de fuertes desequilibrios en los que estaba. El desafío es poder gestionar una transición armónica entre ambos objetivos para que el ajuste de corto plazo sea compensado por cambios estructurales que permitan la llegada de inversiones. Todo ello, sin embargo, requiere de consensos políticos para llevar dichas transformaciones a delante. La pregunta es si los políticos -de todos los signos- y la sociedad estarán a la altura de las necesidades del nuevo contexto. 

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José María Segura

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