Informe económico mensual realizado por el área de Economía de PwC Argentina.
El mercado laboral argentino se encuentra en proceso de transformación. Aunque los indicadores agregados muestran estancamiento, detrás se esconde una reconfiguración territorial y sectorial que plantea desafíos estructurales para el mercado laboral. El impacto final dependerá de cómo se gestione este proceso.
La profunda transformación del entorno global impacta directamente a las empresas familiares, actores clave del ecosistema productivo argentino, y exige revisar sus modelos de negocio ante desafíos geopolíticos, económicos y tecnológicos.
El Gobierno avanzó con nuevas medidas de desregulación y simplificación del comercio exterior y del Mercado Libre de Cambios, destinadas a impulsar la competitividad de sectores estratégicos y consolidar un entorno internacional más dinámico y previsible.
La provincia de Córdoba integra la Región Pampeana de la República Argentina, y entre sus principales actividades económicas destacan la industria, el turismo y la agricultura, gracias al cultivo de soja, maíz, trigo, sorgo, girasol y maní.
Economista Jefe de PwC Argentina
En agosto continuó la marcada volatilidad financiera que comenzó en el mes de julio. No se han producido grandes cambios en los fundamentos económicos como para justificar este comportamiento; excepto por el creciente ruido político que se intensifica a medida que se acercan las elecciones legislativas, tanto en la provincia de Buenos Aires como a nivel nacional.
La proximidad de estos comicios ha generado un enrarecido clima político -con iniciativas en el Congreso que apuntan a desbaratar el equilibrio fiscal, denuncias de corrupción, desmembramiento de la bancada oficialista, etc.- que aumenta la percepción de riesgo sobre resultado que el proceso electoral pudiera tener sobre el respaldo social con el que cuenta el actual Gobierno y, en consecuencia, la viabilidad de continuar y profundizar las reformas iniciadas en este año y medio de gestión.
En este contexto, se produce un círculo vicioso que se retroalimenta. Se adelantó el comportamiento típico del contexto argentino preelectoral: dolarización de carteras, o su contrapartida de caída en la demanda de pesos, en un mes donde la oferta de dólares es estacionalmente baja, y en consecuencia con una dinámica financiera cada vez más tensionada.
Ante la caída en la demanda de dinero -y consciente de los efectos que en el caso particular de Argentina la devaluación tiene sobre la inflación- la respuesta tanto del Banco Central como de la Tesorería -que en este caso actuaron coordinadamente- fue la de una contracción monetaria. Esto generó que las tasas de interés -que en el nuevo contexto de política monetaria se determinan de manera endógena, aunque no sin intervención en la política monetaria- se hayan elevado significativamente como respuesta al menor deseo de tener pesos y el consecuente torniquete monetario impuesto para que ello no se traduzca en una depreciación descontrolada del peso.
Ahora bien, los efectos colaterales del aumento de las tasas interés sobre la actividad también generan incertidumbre sobre el proceso electoral, lo que puede estar incidiendo sobre la incertidumbre y la imposibilidad de revertir la tendencia a la dolarización de las carteras.
El factor positivo es que la ventana de tiempo de este período de alta incertidumbre es estrecha. Por un lado, a partir de septiembre comienza a recuperarse la oferta cambiaria por exportaciones. Con la liquidación de la cosecha gruesa, el cuarto trimestre suele ser mejor que el tercero en materia cambiaria.
Por otra parte, si bien en este caso se eliminaron las PASO, por el propio peso de la Provincia de Buenos Aires, el primer test político será a principios de septiembre, cuando se defina su representación legislativa. Un resultado favorable a la continuidad de las políticas económicas actuales podría marcar el inicio de un ciclo de mayor certidumbre, con efectos positivos sobre las expectativas económicas. Este escenario permitiría una recomposición gradual del apetito por instrumentos en pesos, una moderación en la volatilidad financiera y baja en las tasas de interés y una mejora en la percepción de riesgo.
Sin embargo, si el resultado no ofrece señales claras de respaldo político, la incertidumbre podría intensificarse, prolongándose por un mes más, hasta octubre, cuando se celebren las elecciones legislativas nacionales.
En ese caso, Octubre no solo marcará el cierre de un ciclo electoral más. También será un punto de inflexión a partir del cual -con mayor o menor fortaleza por parte del Gobierno para imponer su propia agenda o conceder cambios- pueda darse el puntapié para producir un nuevo realineamiento de las fuerzas políticas que, al igual que aconteció con la Ley Bases en los comienzos del Gobierno, genere los consensos necesarios para aprobar las reformas que aún requiere la economía argentina para asegurar la sustentabilidad macroeconómica de largo plazo.