15/12/20
La pandemia de COVID-19 causó enormes daños personales, económicos y sociales. Cambió drásticamente una innumerable cantidad de vidas y puso al descubierto la inviabilidad de muchos modelos comerciales. Más allá de eso, trajo un nuevo conjunto de impactos para las empresas de apariencia sólida y principios que guiaron nuestro pensamiento durante décadas.
El virus está acelerando poderosas tendencias existentes (como automatización y desigualdad) al mismo tiempo que frena otras que habían tenido mucha fuerza hasta hace poco tiempo (como la globalización). La pregunta central de cada reunión virtual de ejecutivos es cómo enfrentar estas consecuencias a corto plazo.
PwC se viene planteando cómo abordar las distintas problemáticas desde una manera integral y desde hace unos años, diseñó un marco de referencia denominado ADAPT (Asymmetry, Disruption, Age, Polarization and Trust) que describe un mundo donde cuestiones como asimetría, disrupción, estratificación etaria, polarización y confianza cambiaron fundamentalmente la manera en que millones de personas viven y trabajan.
Para Ariel Fleichman, socio de Strategy& de PwC Argentina “ya antes del COVID-19, estaba claro que las presiones que surgían de las cuestiones de ADAPT crearían un mundo completamente diferente para 2025 y que las organizaciones tendrían que reconfigurarse para mantener su viabilidad. Acelerados por la pandemia, estos cambios se estarían necesitando antes de lo que esperábamos”.
Al reconocer los desafíos que enfrenta el mundo, internalizar las lecciones de la pandemia y desarrollar las herramientas y la tecnología disponible, permite diagramar un nuevo curso de acción apropiado a las nuevas exigencias:
En términos generales, las empresas deberán replantearse sus modelos de operación y estrategias para poder ser lo suficientemente sólidas enfrentando las disrupciones que surjan del marco de trabajo “ADAPT”. La necesidad del “restart” puede ocurrir en cualquier momento del proceso de reparación, replanteamiento y reconfiguración. A medida que aumenta la incertidumbre global, este proceso se convierte en la “nueva normalidad”. Cuando ocurra la próxima crisis, las organizaciones que no han aprendido las lecciones de esta experiencia estarán nuevamente en modo “reparación”.
“El replanteo garantiza la adaptación de las organizaciones de manera que sean más resilientes y exitosas al considerar en el presente aquellos aspectos que ocurrirán en el futuro. Sin embargo, el desafío es llevar a cabo cambios estructurales con los recursos económicos disponibles y focalizándose en la posibilidad de futuras disrupciones significativas”, concluyó Ariel Fleichman.