Argentina, al igual que el resto del mundo, no es ajena a estos cambios, especialmente en el ámbito económico y geopolítico, los cuales podrían manifestarse de diferente manera, tales como fluctuaciones en los precios de los commodities, crisis financieras o conflictos bélicos, que pueden alterar el intercambio comercial.
Los conflictos internacionales y sus posibles derivaciones, además de los cambios en los regímenes de intercambio, a partir de las medidas proteccionistas adoptadas por las principales potencias, las cuales influirán moderando las proyecciones de crecimiento de la economía mundial.
Asimismo, a los interrogantes que plantean estos escenarios, debemos agregar el avance de la tecnología y la inteligencia artificial en matrices de negocio, lo cual puede generar oportunidades a determinados sectores como los servicios basados en el conocimiento, pero también puede dejar atrás a otros menos competitivos y aumentar la brecha digital entre países.
Argentina está expuesta a estos fenómenos, los cuales pueden afectar su balanza comercial y plantear la necesidad de abrir nuevos mercados o incrementar su intercambio con los mercados existentes, desarrollando políticas que le permitan aprovechar al máximo sus ventajas comparativas.
Diversos sectores y especialmente las Pymes, ya están experimentando una avalancha de productos importados, favorecida en gran parte por una apertura comercial derivada de políticas cambiarias y fiscales, que están impulsando a muchas empresas a importar productos o insumos, en lugar de fabricarlos.
Estos cambios obligarán a muchas empresas a innovar y en muchos casos reinventarse. Las empresas familiares no son la excepción, muchas deberán reinventarse para acoplarse a las corrientes de un nuevo orden mundial y económico, sometiéndose a un proceso de transformación para superar las brechas de competitividad que ocasiona el costo argentino y cambios en los patrones de consumo de sus productos o servicios.
Adicionalmente, la irrupción de nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, en diversas etapas la cadena de valor y procesos de negocio de industrias y servicios podría afectar la viabilidad de algunos negocios, lo cual requerirá una mayor inversión para fortalecer su perfil competitivo.
Algunas están comenzando a asimilar estos cambios reformulando sus modelos de negocio e incorporando en su matriz productiva insumos o productos importados o desarrollando nuevas líneas de negocio o alianzas, con el fin de aprovechar su estructura comercial, de producción o logística.
En tal sentido, fue notable la afluencia de argentinos a recientes ferias internacionales en la búsqueda de oportunidades para importar productos, con el objetivo de competir en el mercado local, aún resignado o abandonando los de fabricación propia.
Otros sectores, aún no han podido reaccionar y comienzan a sufrir sus consecuencias experimentando una disminución del uso de su capacidad instalada y ajustando sus estructuras organizativas a un menor nivel de actividad.
Además de los desafíos que afectan a las empresas en general, se agregan otros que son propios de la empresa familiar como consecuencia de efectos no deseados de estas reformas, que recaen en los miembros de la familia.
El impacto de estos hechos en la relación familia – empresa, dependerá del esfuerzo que signifique para la empresa su adaptación a estos cambios y el grado de integración de la familia al negocio. En general, los cambios que dan lugar a los procesos de reconversión empresarios, suelen afectar el clima laboral y desencadenar crisis en su organización.
Los conflictos suelen manifestarse cuando los miembros de la familia advierten el sacrificio económico que deben realizar, y en algunos casos se agravan aún más, cuando comienzan a culpar o dudar sobre la capacidad de los integrantes de la familia que conducen la empresa.
Por ejemplo, la necesidad de disponer de fondos destinados a remunerar o retribuir a la familia, para financiar inversiones en equipamiento, reducción de dotación, u otras necesidades debido a una caída en el nivel de actividad, podrían afectar la relación entre los miembros de la familia empresaria
Dependiendo de la magnitud de estos cambios, sus miembros deberán renunciar a algunos beneficios y derechos de propiedad, que fueron acordados en una etapa de estabilidad o florecimiento de la empresa familiar. Esto último pondrá a prueba su verdadero compromiso con la continuidad del negocio.
Norberto Rodríguez