Encuesta Global sobre Delitos Económicos

Capítulo Argentina

La encuesta comenzó en el año 2001 y se edita cada dos años. Se consulta a la mayoría de las industrias y tamaño de empresas de más de 100 países. La misma tiene como objetivo evaluar las actitudes de las empresas frente al fraude y a los delitos económicos en el entorno económico actual y el efecto que estos tienen sobre la ética empresarial de las organizaciones y sus programas de cumplimiento, así como cuáles son los tipos de fraude más comunes. Junto a la edición global, PwC Argentina edita un capítulo local donde releva los resultados del mercado de empresas argentinas.  

Les presentamos el capítulo local de la última edición 2018, donde se exploran los resultados de la evolución y el estado actual del fraude, a partir de la opinión de más de 100 encuestados en Argentina y casi 7.500 encuestados en 123 países. Este año los desafíos estratégicos que enfrenta cada organización son el cumplimiento, la cultura y la respuesta a la crisis ante nuevos retos sobre responsabilidad, tecnología y cibercrimen. 

Los delitos económicos en alza

El aumento de los casos de fraude respecto de la edición anterior se replica tanto a nivel global (de 36% a 49%) como en la región latinoamericana (de 28% a 53%). La mayor incidencia de los delitos en empresas más grandes podría atribuirse a varios factores. 

Se estima que, a mayor cantidad de empleados, mayor es la dificultad para transmitir la cultura y los valores de la organización y las actividades de control. Además, los montos involucrados y el volumen de ventas son mayores, lo que puede contribuir para que una operación fraudulenta que represente un bajo porcentaje de la facturación anual pase inadvertida. De cualquier manera, un bajo porcentaje no necesariamente representa un monto insignificante. Es por esto que resulta clave para las empresas de mayor tamaño implementar controles de detección de fraude en todos los procesos que se identifiquen riesgos.

Considerando la industria, las empresas que más delitos económicos reportaron en los últimos dos años pertenecen a energía, servicios públicos y minería, servicios  financieros y retail.

Cibercrimen: una desconexión entre el medio y los fines

La primera señal donde una organización notará que algo sistémico está mal será a través de algún tipo de ataque sufrido desde el ciberespacio. La creciente frecuencia, sofisticación y letalidad deestos ataques está están alentando a las empresas a mirar dentro de sus operaciones para encontrar formas de prevención. Esto puede tener el beneficio de impulsar un enfoque más profundo en la prevención del fraude. Sin embargo, una vez más, existe un punto ciego potencial, y es de percepción: una vez que todas las formas de ataque cibernético se agruparon, es importante distinguir entre la brecha en sí misma (la intrusión por parte de los actores amenazantes) y cómo la violación afecta a la organización. Lo que interesa hoy en día no es tanto la puerta destrozada como lo que sucedió después que ingresó el culpable, y cómo evitar que vuelva a  suceder.

Invertir en las personas, no sólo en las máquinas

Muchas organizaciones optan por invertir más recursos en tecnología. Sin embargo, cuando se trata de combatir el fraude (y, en particular, el interno), la inversión en tecnología invariablemente alcanza un punto de rendimiento decreciente. Esto se debe a que el fraude es el producto de una combinación compleja de condiciones y motivaciones, de las cuales solo algunas pueden ser contrarrestadas por las máquinas o los procesos. El factor más crítico de una mala decisión, es la elección humana. Y, en última instancia, centrarse en el comportamiento humano ofrece la mejor oportunidad para reducirlo o prevenirlo.

El triángulo del fraude

Una forma de enmarcar el problema del fraude interno es usar un teorema llamado “triángulo del fraude”. Es un método poderoso para comprender y medir los factores individuales del fraude interno, y un trampolín ideal para enfocarse en formas de prevenirlo de manera integral.

El nacimiento de un acto fraudulento generalmente sigue la siguiente trayectoria: comienza con la presión, generalmente relacionada con un problema interno. Luego, si se presenta una oportunidad, la persona luchará emocionalmente contra la tentación de aprovecharla. Y finalmente, pasa del pensamiento a la acción, cuando logra racionalizar la situación.

Dado que los tres elementos deben estar presentes para que se produzca un acto de fraude, los tres deben abordarse de forma individual, de manera apropiada y efectiva.

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