Ha surgido un ecosistema tecnológico que está llegando para revolucionar los modelos de negocios físicos y digitales. La Web3 es más que metaverso, criptomonedas y NFT. Es el siguiente capítulo de la evolución de Internet; un ethos que tiene el potencial de empoderar a los consumidores, al mismo tiempo que refuerza la relación con las distintas marcas que pretenden operar con ellos en este espacio.
La Web3 cambia, fundamentalmente, la forma en que se desarrollan los negocios y cómo nos conectamos entre nosotros a nivel personal. De hecho, se espera que transforme la forma en que pensamos sobre nuestra presencia en línea en los próximos años.
La web original (world wide web), se limitaba a conectar ordenadores y usuarios de todo el mundo denominándose "sólo de lectura". La Web2, llamada Internet de lectura y escritura, amplió los contenidos y las conexiones para abarcar a las redes sociales, aplicaciones, contenidos y noticias en tiempo real y compras en línea. Este es el punto en el que nos encontramos actualmente, donde todos somos creadores y a la vez compartimos contenidos en las redes sociales, aunque la mayoría de estos datos sean propiedad de las empresas de plataformas y estén controladas por ellas.
La Web3, llamada “de lectura, escritura y propiedad”, es el siguiente gran paso en la evolución de las interacciones en línea. Permite tender un puente entre los mundos físico y virtual al introducir nuevos modelos de propiedad y transacción que se extienden y mezclan ambas realidades. Es un cambio fundamental que da lugar a un ecosistema descentralizado, en el que los usuarios tienen la propiedad y el control de sus activos, gracias a las tecnologías emergentes.
A través de tecnologías como blockchain, la Web3 introduce nuevos modelos de propiedad, incentivos y comunidad. El tipo de distribución establece un modo verificable y rastreable de garantizar que los activos digitales son auténticos y también propone una forma de compensar a los consumidores por su tiempo, datos y aportes.
La “tokenización” estaba disponible sólo en el punto de contacto para una transacción específica. Ahora blockchain permite un modelo de propiedad totalmente nuevo donde las personas pueden llevar sus activos digitales a donde vayan e incluso transferirlos en cualquier momento.
Promueve asociaciones más fuertes entre las marcas y los consumidores a través de la propiedad de los bienes digitales. En este contexto, las conexiones unidireccionales y las suscripciones lineales desaparecen. Los consumidores pasan a ser socios e incluso propietarios.
Los incentivos y recompensas creados a través de la tokenización producen una comunidad nueva y potencialmente más valiosa. Las empresas que hacen bien esta ecuación podrán tener la oportunidad de lograr una nueva clase de lealtad. Las comunidades colaborativas generan arte, videos, fotos y publicaciones en línea que ayudan a los equipos de marketing y creadores web a desarrollar una marca. No menos importante: es probable que los miembros de una comunidad aumenten sus transacciones en el mundo físico.
Surgirán nuevos productos, servicios y relaciones comerciales, por lo tanto, es aconsejable que las empresas empiecen a formular una estrategia para comenzar a experimentar. Y, aunque los fundamentos de la tecnología Web3 ya existen, llevará tiempo ponerla en marcha.
Al respecto, hay algunas cuestiones para tener en cuenta:
puede cambiar las formas actuales de administrar y supervisar: por su naturaleza descentralizada, desaparece la necesidad de que un tercero supervise las operaciones (similar a cómo funciona hoy la criptomoneda) ya que la web3 tiene el potencial de autorregulación y autocontrol sólo en virtud de cómo se crean los protocolos.
será necesario repensar y reconstruir las relaciones entre las marcas y los consumidores ya que introduce un verdadero canal bidireccional con cada cliente, proporcionando varias vías para relacionarse con la marca.
introduce nuevas fuentes de ingresos y modelos de negocio y los ejemplos más evidentes giran en torno al arte o la música, donde se compensa a un creador cada vez que una de sus creaciones cambia de manos
Si bien la Web3 está en sus inicios, en los próximos años se espera que la presencia en línea de una empresa dependa en gran medida de la propiedad y las transacciones digitales: desde la propia identidad digital y los bienes inmuebles virtuales hasta la cadena de suministro y las redes sociales.